Se trata de una tendencia imparable de la
mano de la tecnología y la cual apenas
empieza. Tenerlo claro implica darse un breve rodeo por la historia.
En los albores de la computación -postrimerías de la Segunda Guerra Mundial- (infortunadamente la guerra, es el
gran impulsor porque innovas para matar), dio origen a los primeros ordenadores
con sus 18.000 bombillos, operados por personas en vestido de baño dado el calor emitido, a fin de
calcular operaciones militares, trayectoria de cohetes, misiles y armamentos de
largo alcance. Corrían los años cuarenta del siglo pasado.
La treintena subsiguiente vino aparejada del
decrecimiento físico de las máquinas y la evolución de dos características: potencia de procesamiento y
miniaturización de componentes,
tanto externos como internos. Era el reinado de IBM con sus famosos mainframes.
Sin embargo, conservaban la enorme computadora central y a lo sumo extensiones
cableadas cual hijos de madre poderosa.
En tales años, ingresar a la sala de cómputo de una multinacional o institución gubernamental era algo exótico, solo para iniciados en "la logia tecnológica". Sus gurús, rara vez se dignaban ofrecer siquiera
explicaciones sencillas sobre aquel inframundo. El resto de mortales veíamos absortos y a lo sumo aplaudíamos, sin entender a ciencia cierta de qué se trataba.
En 1975 el reinado de las súper máquinas declina, cuando irrumpe el PC u ordenador de escritorio, en
una entrada tan apoteósica que la revista
Time -por primera y única vez en su
devenir- le dedica carátula como "el
hombre del año" distinción con la cual bautiza a aquellos que
cambian la historia. No se equivocaron pero la hegemonía del PC duró poco, entre 20 y 25 años, recibiendo oxígeno extra proveniente de laptops, agendas electrónicas y primeros celulares. Transcurrían los años noventas, quizás a mediados.
Y aparece como entre sombras, silenciosa y
sigilosa -femenina al fin- la Internet.
Si bien la comunicación por el Cyberespacio existía desde hacía cincuenta años (universidades,
milicia e investigación científica la utilizaban a menudo), se
considera el momento de su boom cuando subyuga al hombre de la calle, en
afortunada mezcla de abaratamiento en costos, velocidad de proceso, competencia
industrial y globalización. Podemos situarlo
(no sin dificultad, pues sus límites son difusos) en 1995.
Hacia la curva del milenio, la industria
celular marca su más importante salto
cualitativo desde la aparición de los móviles, tanto los hermosos y caros como
los feos y baratos, los cuales cumplieron tarea única: reemplazar al teléfono fijo. Pero al tiempo, extendieron la alfombra roja al
Smartphone, computadora en miniatura y de mayor potencia que la ENIAC, primer
ordenador de los cuarentas. Y lo mejor, con tamaño adecuado al bolsillo físico de camisas y chaquetas de hombres y mujeres; al igual que a
su bolso financiero.
En 2005, Apple rompe en pedazos las
industrias computacional y celular con su Iphone, sobre el cual no hay que
extenderse demasiado pues todos los días re-escribe su leyenda, acompañado de su hermano mayor el Ipad o tablet, con sus respectivas
minis.
A la vera del camino del desarrollo quedaron
industrias en su momento resplandecientes e innovadoras pero que no pudieron
reinventarse. Botón de muestra, la
industria fotográfica; la del fax;
los beepers (¿habrá alguno hoy?); los télex o marconigramas que traía el mensajero en bicicleta; los teléfonos públicos; la obsoleta industria musical estremecida con el IPod,
etc.
De acuerdo con Bill Gates y sus colegas, que
cada diez años todo será distinto a lo que vemos hoy, debemos comenzar
a hablar de "la inteligencia de las cosas", asunto que toca a la
puerta de nuestros días.
En una frase, es la comunicación entre sí de artefactos de alta tecnología sin aparente intervención humana, aunque ella supervise y mas nos vale que así sea. Tal intercambio de información, por lo general inalámbrica, tiene por finalidad hacernos la
vida agradable, placentera, acorde a tiempos de alta movilidad y mínimo margen de maniobra.
Algunos ejemplos (hoy funcionan algunos;
otros en prototipos) ayudan a captarlo mejor:
En el hogar: a) La nevera que informa al ama
de casa (vía email) qué productos se están agotando; su antigüedad; cual debe consumir primero; fechas
de caducidad exactas; o productos que ya no son consumibles b) la posibilidad
que desde tu Smartphone o tableta, programes antes de llegar a casa, los
aspersores que riegan tu jardín, las cortinas
corredizas de la sala o encender el horno microondas con tu comida precocida c)
los robots-asistentes, que en Japón ejecutan hoy decenas de labores impensables hasta hace poco d)
las mascotas electrónicas para niños e) el lector digital de parapléjicos que pasa las páginas guiado por el cerebro del lector.
En el Transporte: a) el auto que calcula
velocidad, tiempo, presión de llantas y
combustible para llegar al destino específico b) el que detecta el grado de alcoholemia del chofer y por
tanto bloquea la llave de ignición c) la luz frontal que observa en las curvas d) los
sensores para estacionamiento e) los autos que se acomodan girando sus llantas
más de 180 grados f)
parqueaderos que organizan autos sin requerir chofer; o de muchos pisos sin empleados
donde los carros estacionan vía ascensor móvil g) taxis sin conductor que te llevan
a casa h) el asistente digital en el vehículo, a quien puedes indagar lo que quieras acerca de tu destino
i) mapas satelitales al centímetro.
En la Milicia: a) la información inalámbrica que recibe el soldado en su Tablet o Smartphone, la cual le
avisa donde está el enemigo aunque
los separen barracas, trincheras, paredes o edificios b) el piloto de combate
que con su cerebro puede "ordenar" al misil disparar al blanco sin
descuidar el avión ni requerir de un
clic c) satélites que pueden
"ver" a través de techos,
paredes y pisos d) bombas que solo matan seres vivos y dejan intactos edificios
y vehículos, para los
vencedores.
En el día a día: Las gafas de
Google, con toda la información que necesitas b)
los relojes -en venta hoy- que sincronizan PC, Laptop, Ipad, IPhone e Email
para que estés al tanto de todo
en tu muñeca c) la TV
inteligente a la que puedes hablar -también se mercadea actualmente- d) el Internet en los aparatos de casa,
carro, aviones y barcos, sincronizados al tiempo aún si utilizas uno solo de ellos e) el desarrollo del iCloud o
internet en la nube, que permite trabajar sin discos duros de computadoras f)
el software con todas las aplicaciones imaginables que solo pagas si
necesitas g) el seguimiento segundo a
segundo en tu Smartphone, de tu avión que llega o sale.
Una conclusión inmediata que surge al terminar de leer los ejemplos es: más fácil aceptarlo bajo la óptica de la ciencia ficción que de la realidad.
De otra parte, daría para un libro (hay cientos para leer) el solo listado -aumenta
por semana- de lo que se avecina y tampoco viene al caso. Basta cuestionarnos
si estamos preparados para el futuro o nos volveremos pasivos, con mínima iniciativa hacia "el liderazgo
de las cosas" ¿o quizás se nos olvidó la simpleza del diario vivir?
Tal como analizan estudiosos del fenómeno Google, que el ser humano ha disminuído su capacidad de lectura, de investigar fuentes rigurosas, de cerciorarse de los hechos y de asumir a Wikipedia, Bing o el mismo Google como verdad revelada; igual podría acontecer con el resto de aplicaciones tecnológicas.
Tal como analizan estudiosos del fenómeno Google, que el ser humano ha disminuído su capacidad de lectura, de investigar fuentes rigurosas, de cerciorarse de los hechos y de asumir a Wikipedia, Bing o el mismo Google como verdad revelada; igual podría acontecer con el resto de aplicaciones tecnológicas.
Y lo mejor (¿o peor?) es que apenas comienza. En diez años, siguiendo a Gates, volvemos a
conversar.