En ellas -casi sin
excepciones- se advierte la trascendencia de dejar de lado aquello que
pueda distraer al sujeto del camino al éxito, por lo que exhortan a poner
tierra de por medio hacia personas o situaciones que vayan en contravía;
despertarse cada mañana cavilando únicamente en la meta propuesta mas no
en los obstáculos a superar; conversar toda la jornada (ojalá con sus
correlativas noches) de lo fundamental de pensar positivo; de
asesorar a cualquier persona en crisis en el sentido que basta visualicen
un futuro pleno para -un consuelo al menos- sentirse animada.
Sin restar validez a esos
planteamientos, advertimos el riesgo que conllevan cuando se estudian serenamente.
Vivir, de otra parte, es una amalgama de pesos y contrapesos, de
equilibrios y desequlibrios permanentes que no es apropiado soslayar ni rebatir so
pena de emprender senderos equivocados, tomar la ruta del idealismo
y maniobrar situaciones desacertadas por ausencia de enfoque.
Cronológicamente
considerado, el mundo ha evolucionado con fuerzas de un lado positivas y del
otro negativas que van elaborando un juego dinámico, pulseando por imponerse y
esa confrontación es la que nos tiene adonde hemos llegado en cuanto
civilización. De este modo, desde los albores de la humanidad incluidas
culturas y religiones, la lucha de contrarios ha señalado la norma. Evoquemos
varias:
La iglesia católica
(el bien y el mal, Cielo e Infierno), la filosofía romana (Vita, la fuerza
de la vida contra el Mors, de la muerte), La mitología griega
(Los Campos Elíseos positivos contra el Tártaro negativo), La nórdica (El
Valhalla positivo contra el Niflheim negativo); La filosofía taoísta china (el Yang,
la luz, positiva y Yin, la noche, negativa); el marxismo y sus teorías
hegelianas (la Tesis, positiva enfrentado a la Antítesis, negativa o contraria),
etc. Lo que apreciamos hoy en escritos y noticias de radio, prensa, TV e
internet es solo la continuidad de aquella pugna antagónica solo que por
otros medios.
Y si para la historia ha
sido valedero, ¿por qué rechazar ahora que siempre existirán fuerzas que
se contraponen al cometido de un objetivo, finalidad, logro o meta? ¿no será que
aquello que dificulta conseguir la recompensa es lo que verdaderamente
faculta su obtención?. Citemos a Sung Tzu el filósofo chino, maestro de la
estrategia cuando decía: ¨amo a mi enemigo porque me hace sabio¨ y ¿qué puede
ser mas nocivo que un enemigo dispuesto a que jamás consigamos un
triunfo por insignificante que pareciere?
Pretender que el No
carezca de un sitial en la existencia de cada cual es utópico además de
desatinado pues solo con su cercanía estaremos en capacidad de observarlo todo
y vencer.
Parece increíble como las
fuerzas opuestas nos acompañan en labores que a primera vista lucen
difíciles de rebatir. Pongamos de ejemplo el trasegar de rutinas placenteras
(mas positivo, imposible) y veremos que cada acción es la sucesión de Sies y Noes en perfecta sincronía.
Con el sencillo ejercicio
de ir al cine en familia lo apreciamos.
Decidir ver una
película fuera de casa con esposa e hijos implica: no ir al estadio, no quedarse leyendo, no
lavar el carro, no ir donde los amigos, no escribir éste artículo, no reparar
la computadora, no gastar el dinero de las entradas en cervezas, no visitar a
los abuelos, no ir a la playa, etc. Es decir atravesamos mas los
pantanos del No, que los primaverales del Sí.
¿Que el patrón no se
acomoda a otras situaciones? quien sabe. Analicemos entonces la actividad de
una computadora.
Esta, se maneja en base a
un hardware programado para responder únicamente a dos posibilidades,
Si, cuando el circuito electrónico está cerrado (es decir, dá
vía libre a la información) y No, cuando se encuentra abierto (la información
no pasa). Eso le basta a estas maravillosas máquinas para funcionar.
De tal suerte que, una simple frase escrita en Word se manejaría en el
procesador, con una secuencia parecida a ésta:
¿Escribir una letra?
(Si), ¿un número? (No), ¿un espacio entre letra y letra? (No), ¿unidos? (Si);
un espacio entre palabra y palabra (Si), ¿separadas? (No); mayúscula (No),
minúscula (Si). Cada vez que la respuesta fuere positiva el circuito se
cierra y si negativa se abre para bloquear la disyuntiva. Conste que
hablamos de un artefacto que responde en una millonésima de segundo a
nuestras órdenes. Si careciese del No le sería imposible dar continuidad.
Y rematando la tesis,
observemos el devenir de las empresas.
Para que un Gerente
triunfe necesita que sus vendedores sean estrellas (Si), pero que sus auditores
y revisores nunca le fallen (adviertan con salvadores No; ojalá a menudo); que
sus clientes líderes compren volúmenes (Si) pero que con exactitud le
paguen (No en mora); que sus empleados sean muy eficientes (Si) pero
que jamas se ausenten (No se enfermen); que sus jefes estén siempre dispuestos
a oirle (Si), pero que le hagan ver los peligros (No decidir aquello); que le
aumenten el sueldo (Si), pero que incrementen poco las responsabilidades
(No muchas cargas de trabajo nuevo).
Concluyendo, la
toma de decisiones de cualquier directivo no es mas que buscar
pacientemente un solo Si, descartando en el proceso muchos
No. Sencillo en teoría; complejo en la práctica.
De manera que a recibir
las negaciones con entusiasmo y la certeza que la realización personal está colmada
de tropiezos que manejados con acierto permiten conseguir
el positivo añorado. Y aprendamos a dar la bienvenida a elementos,
situaciones o sujetos cuya función deba ser negativa. Lo fundamental es aplicarse a dominarlos,
no a rechazarlos.
El ejecutivo (y por extensión el humano) que alza la copa es aquél que asumiendo los avatares que la
vida depara, los estudia primero y supera después con tal
de llegar a los objetivos que él mismo o alguien mas, han jalonado.