Indicadores de Gestión

Evaluar el desempeño empresarial ha sido una de las grandes metas del mundo ejecutivo desde sus inicios, sea cual fuere el tipo de compañía, sector, poderío o clasificación que a bien se tenga sopesar. Medir logros o proyectos se constituye en una de las mejores guías para juzgar determinada labor.

Para esto, han sido creados (o adaptados, o modernizados) los llamados indicadores de gestión, los cuales son formas modernas de estudiar problemas antiguos y que trascienden la administración de empresas para abarcar cualquier actividad. Señalemos modelos:

En épocas prehistóricas o precolombinas, el hombre se comunicaba a través de señales de humo, las cuales orientaban a sus congéneres sobre acciones que tuviesen uno o varios significados. Así, una serie de nubes cortas podían significar la guerra mientras que una sola -apacible- indicaría que reinaba la calma; o dos nubes grandes seguida de una muy pequeña podía denotar para la tribu el nacimiento de un hijo.

Pasando revista a la historia, recordamos otro ¨indicador¨ cual fue la paloma mensajera, con una famosa anécdota (rayando los terrenos de la leyenda) en la batalla de Waterloo, cuando uno de los miembros de la aristocrática familia Rothschild fue notificado desde el campo de batalla -mediante dichas aves- que Napoleón Bonaparte estaba a punto de perder la batalla, con lo cual uno de ellos corrió a adquirir acciones en la quebrada bolsa de Londres, haciéndose millonarios en un día.

Y como dejar de lado a los Chasquis, correos humanos de los Incas del imperio del Tahuantisuyo, quienes se apostaban en carreras de postas (hoy serían la envidia de corredores olímpicos) perfectamente sincronizados, hasta el punto que el mismo día de la llegada de Francisco Pizarro a las costas del Perú, el Inca -en las heladas montañas del Cuzco- es informado por un Chasqui en una carrera de 400 kilometros en menos de 12 horas.

Formidables casos de indicadores de gestiones, porque cumplían con los requisitos básicos: informar, advertir, orientar, guiar, proteger, ayudar.

Pretendemos con ellos mostrar como el acontecer humano está plagado de guías y señales de dirección, liderazgo y mando, ya en campañas militares, políticas o para decisiones de rutina, siendo un elemento que supera las organizaciones antiguas y modernas; pero que al interior de éstas adquieren especial relievancia dada la complejidad del mundo tecnológico de hoy y las tremendas consecuencias de una mala gestión.

De otra parte y adentrándonos en el mundo empresarial, indicador de gestión puede ser cualquier factor de medición, desde papel y lápiz, pasando por libretas de apuntes, guías de manejo de tiempo, sistemas nemotécnicos (ayudas memorísticas), software especializado, cooperación humana, robots que alertan, etc. Lo importante es guardar fidelidad al canal escogido y establecer tiempos o plazos en los cuales se vuelve a ellos para comparar. De no respetarse el método, ningún indicador cumplirá la misión.

En el fondo el verdadero marcador se encuentra en la mente del ejecutivo y en lo que valore ser medido. Por ello no es de sorprender que brillantes hombres de empresas se resistan a esa especie de rendición de cuentas, bien por rebeldía, espíritu aventurero, indisciplina, a veces (lamentablemente) malos manejos u otro factor. La realidad muestra que no todos aceptan ser clasificados a pesar de sus innegables dotes. Los ilusos, prefieren adelantar el reloj como si desde afuera del sujeto llegasen soluciones mágicas.

Para estos hombres de empresa es prácticamente imposible establecer indicadores hacia sus dirigidos porque al no estar dentro de ellos la valoración intrínseca requerida, poco influirán para que los subalternos sigan métodos en los cuales ellos mismos no creen y el resultado será mediocre. Se ve a diario, en infinidad de empresas.

Surge el interrogante: ¿existen mediciones superiores? lo dudamos. Lo que sí hay son métodos populares, adaptables, mas sencillos o mas famosos. Mas no se ha escrito el punto final sobre el super-indicador que transforme una gestión promedio en sobresaliente. No hay que olvidar que son termómetros de un resultado (especie de balanzas) y si las decisiones tomadas no son las mejores, será eso lo que señale el indicador. Como su nombre denota, orientará si fuere buena, estable o mala. Y en Administración de empresas no existe la última palabra; A lo mas, penúltimas.

En síntesis, entre mas tecnología ingrese al mundo gerencial mas indicadores de variadas categorías observaremos, bien porque se pongan de moda (Administración por Objetivos, Desarrollo Organizacional, Benchmarking, Kaizen, Teoría Y, Sistémica, Estructuralista, Calidad Total) o porque es el que la empresa subcontrata con grandes asesores y hay que seguirlos al pié de la letra. Sin embargo, ninguno reemplazará una excelente gestión personal.

¿Finalmente, a qué gerente le irá mejor con sus indicadores?

A quien sea capaz de lanzar su propia señal de humo -tuviere o no paloma mensajera- pero ​que cuando le toque, no delegue y se convierta en todo un Chasqui.

Ramiro Henriquez