La Iniciativa

La iniciativa es de aquellas cualidades bienvenidas en todo tiempo y lugar. Sea a nivel empresarial, personal, familiar, social, político o deportivo, despierta simpatía, deseos de identificación, emulación.

Este punto fuerte se suele atribuir a aspectos absolutamente personales e intelectuales -innatos o adquiridos- pero hay mas de fondo. Puede ser de impacto físico (trabajar mas duro; por mas horas); intelectual (decidir explorar algo nuevo en el área científica, médica, empresarial, de invenciones); o emocional (motivar grupos, voluntariado de causas sociales, líder cívico ad-honorem).

Ahora bien, ¿dónde reside la causa de la misma? ¿se puede adquirir? mejor aún, ¿enseñar?

Poseer iniciativa es manejar un motorcito interno que nunca se apaga (hablando en términos mecanicistas) o de un computador cerebral (para hacerlo en la terminología digital) que ayuda a encontrar caminos, otear lo desconocido -a veces hostil al atreverse- sometiéndose a la feroz crítica de los demás; en suma, para saber algo nuevo donde no parece haber lugar.

Como el liderazgo, es una cualidad abierta al ser humano pero mas en plan de ser adquirida que enseñada. Para aquellos que la tienen en embrión puede ser potenciada a lo largo de su vida (o al pasar de un tipo de iniciativa a otra) mas que dictarla, dado que por mucho tratemos no podremos inocular modos de actuar autónomos a quienes no la deseen o carezcan de enjundia.

De otra parte, la sociedad digital es terreno fértil para desarrollar iniciativas de cualquier índole, con énfasis en las intelectuales y emocionales. El hecho que hoy no tengamos que desplazarnos para comunicarnos, ni trabajar alejados de nuestra morada y mas bien reemplazar viajes de negocios por teleconferencias, hace que se la conciba de modo particular.

Otro aspecto en que la iniciativa deja huella es en el organigrama post capitalista, es decir, al interior de las organizaciones del siglo XXI. Veamos tres ejemplos:

Google Inc: Monstruo del internet, permite a sus empleados disponer del veinte por ciento (20%) de su tiempo anual en proyectos privados sin depender de la empresa. El empleado decide qué hacer con ese tiempo, cuando, en cual misión y si lo hace con destino a la compañía o para sí. Mantiene autonomía. Pero de ser para la empresa, obtiene la oportunidad de "vender" el proyecto a los ejecutivos y de ser aceptado ganar millones de dólares. Fue el caso del Gmail, creado por un empleado de menor rango en su tiempo obsequiado.

Navy Seal: Cuerpo élite de la Marina de USA, entrenado para que en combate, sus miembros (casi siempre grupos de a cinco individuos) puedan ejecutar tareas al mando del mejor preparado segun sus conocimientos y tomar la jefatura in situ. De ésta forma uno de ellos puede tornarse en líder instantáneo si la misión tiene que ver con lo electrónico; otro distinto si la situación es de armamentos; uno mas si es de idiomas, etc. Todo en el lapso de un segundo, con posibilidad de pasar de una misión a otra intercambiando mandos.

Panasonic: Empresa japonesa, líder en electrónica, tiene como política que cada año, los operarios de todas sus plantas en el mundo, deben haber enviado por escrito a su gerencia, recomendaciones que conlleven la mejora de su sitio de trabajo para conseguir al menos un 15% de rendimiento adicional. Y eso atañe a labores de planta, administrativas y de gerencia.

Ejemplos tomados al azar (hay cientos) de sectores diversos, lo que demuestra que la iniciativa no está separada del desarrollo de las sociedades y organizaciones. Si en la prehistoria tenerla implicaba salir a cazar primero que los demás o enfrentarse ráudo a las fieras, hoy puede ser madrugar a contestar un e-mail o investigar la Red mundial. Tiempo y estilo varían; la cualidad permanece.

¿Como mejorarla? Lo primero, tomando consciencia de su valor; lo segundo, haciendo algo diferente a lo realizado hasta hoy; lo tercero, actuando en el campo adecuado ya que solo la acción produce resultados. Si no se concretan las ideas todo queda en teoría y mejor un error por haberlo intentado que divagaciones teóricas sobre lo que pudo haber sido y no fue.

Lo citado, en el campo del autodidactismo. Pero como padres o abuelos podemos hacer mas: nuevas tareas al niño, mejores (e innovadoras) maneras de jugar; premios por inventar cuentos fantasiosos (o referirlos, o escribirlos); arreglar su infantil habitación de forma diferente; pintarle figuritas desconocidas; sentarse en puestos distintos en el comedor; deducir con él o ella otra ruta para ir al cine, parque o colegio; investigar en el internet el último videojuego (jugar con ellos, aunque con certeza saldremos derrotados). Los ejemplos son tantos como la imaginación abarque pero lo fundamental es decidirse a dar el paso. Porque los peores enemigos somos nosotros mismos y nuestra todopoderosa -cuando no amplísima- ¨experiencia¨.

En el terreno empresarial también es dable aportar el grano de arena: Rotar empleados en puestos de trabajo similares (al igual que los distintos); modificar horarios, cambiar rutas, iniciar procesos de manera aleatoria, sin el orden preestablecido meses atrás; sentarse en sillas diferentes en las reuniones formales; almorzar o departir con subordinados en oficinas insospechadas; sorprenderlos con algo positivo; solicitar por escrito recomendaciones para mejorar el trabajo de cada cual (lo hace Sony todos los años en cada uno de los puestos de trabajo de la compañía; política obligatoria); invitarlos a veces a reuniones con la plana mayor.

Si recordamos que el concepto iniciativa proviene de iniciar, de seguro empezaremos. Como decían los jóvenes franceses de la Primavera del 68 ¨empezar a pensar es comenzar a luchar¨. Y a cambiar.

Ramiro Henriquez