Competir Con Exito

En una conferencia internacional sostenida en un pais emergente, el orador principal, Kenichi Ohmae (el mejor asesor de Japón) fue consultado acerca de sus consejos para triunfar tanto en las empresas como en lo personal a lo cual contestó: “primero, tecnología; segundo, inglés y tercero, manejo financiero. En cualquier orden pero las tres”.

Llevado lo anterior a la vida ejecutiva, su consejo algo se aleja de lo enseñado por décadas en las Universidades como lo ha sido, el sacar las mejores notas, estudiar hasta que nos sepamos los libros al dedillo, memorizar al extremo, manejar el tiempo, estudiar casos del pasado, controlarlo todo, planificar a la perfección, ser eficientes.

La globalización, de otra parte, ha roto paradigmas como las fronteras nacionales, la separación cultural entre un pueblo y otro situado en las antípodas -de diferente idioma y mentalidad-; la antigua utopía para que una empresa pequeña pudiese tener presencia mundial, hoy posibilitado por la Red; y la imposibilidad (eso se creía) para el pais pobre de surgir trabajando al lado del rico y sirviéndole de economía complementaria.

En adición, el paso de la economía industrial a la digital (y de servicios) ha modificado patrones de comportamiento, educación y aún lo empresarial, haciendo ver obsoleto lo que hace poco era innovador y envidia de los demás, repensando lo subvalorado hasta ayer -ejemplo: la “nueva” industria del reciclaje de basuras, otrora labor de pobres que no tenian para el sustento, hoy en la ambiciosa mira de multinacionales-.

Extrapolado este macro análisis a lo individual vemos que guarda igual correspondencia dado que se necesitan nuevas cualidades o habilidades para competir en este mundo avanzado y globalizado mas también convulsionado e incierto.

Retomando a Ohmae y sus postulados, el Inglés se ha vuelto mandatorio a nivel universal por múltiples razones entre las cuales destacamos: a) el internet, que está escrito en dicho idioma al menos en el ochenta (80%) de los contenidos; b) es el idioma oficial de la política internacional, desplazando al Francés c) es el patrón único de cada manual de consulta en los campos científico, comercial e industrial d) es el idioma de los viajes y el turismo internacional e) es el único aceptado para intercambios universitarios, culturales y académicos en todo el orbe.

Su segundo imperativo, la tecnología, la vemos a diario tanto en nuestros trabajos rutinarios como en la comunicación con nuestros hijos; en los artefactos que usamos para desenvolvernos; en las herramientas físicas de oficina; en el software que cada trimestre nos llega o comentan; en las innovaciones de los vehículos que manejamos; aun en el entretenimiento con un celular o el mas completo mini computador; en el equipo de sonido de mejores usos; en el instrumento digital para pesarnos a diario -contrario al mecánico-; o en el tensiómetro para medir la presión sanguínea del abuelo (aquél se volvió electrónico), donde hay que “tomar” un curso para medirla. En dos palabras, o te adaptas o mueres.

Y el tercer elemento citado por el profesor Ohmae -manejo de las finanzas- ya lo conocíamos solo que ahora lo vemos irrumpir con fuerza inusitada y algo distinta, al observar las alianzas estratégicas no solo a nivel empresarial sino también personal o grupal; en los joint ventures; en los programas conjuntos de mercadeo entre compañías otrora rivales; en las uniones entre universidades; en las megafusiones y adquisiciones.

Posiblemente, alguno de los anteriores formatos se haya dado a través de la historia económica con otros nombres y apariencias pero lo que los hace hoy día diferentes son su intensidad, regularidad, potencialidad, incidencia e imperiosidad. Quien no se una al otro ve muchas veces cerrarse caminos de progreso y por otro lado, aquél que sepa sacar mejor partido a las alianzas tendrá el éxito asegurado aunque por poco tiempo ya que han terminado los ciclos de “para toda la vida” o los carros que no se dañen o los electrodomésticos que no fallen.

De modo que las avenidas que hoy se abren al jóven para triunfar y las empresas consolidarse es distinto al enseñado a padres y abuelos. Ahora es con la “e” de electrónica pero también de e-mail, de economía, de excelencia, de educación continuada, de experticia, de especialización.

No queda otra que montarse en el veloz tren del cambio antes que verlo pasar dado que cada vez que intentemos tomarlo notaremos que su velocidad ha aumentado y cuesta mas. Porque la humanidad (desde el paleolítico) lo único que ha hecho es correr en pos de lo que para ella son soluciones de mediano y largo plazo. Y estará por verse si dicho camino lo manejamos exitosamente.

Ramiro Henriquez