Pymes: Turbinas Empresariales

El concepto de gran empresa, acapara páginas de diarios y revistas económicas especializadas desde su aparición (posterior a las guerras mundiales), siendo marca del capitalismo.

Su mismo poderío económico y social, altos índices de enganche laboral, internacionalización de sus operaciones, con tamaños muchas veces iguales o superiores a pequeños estados, ha sido de tal grado que se consideran consentidas del sistema y aun sus dirigentes actúan como figuras que se codean con el Jet Set del entretenimento, las artes y los deportes, opacándolas mas de una vez.

Lo que no ha sido tan popular es la valoración de la pequeña y mediana empresa, verdadera fuerza impulsora de la economía a nivel mundial y que recoge la mayoría de sus éxitos en silencio. Y si bien cualquier gran empresa alguna vez fue pequeña y mas adelante mediana (miles nacieron en garajes o galpones), olvidan rápido sus orígenes y pareciera que siempre fueron poderosas lo cual está lejos de la realidad.

De otra parte, las Pymes -aglutinadas- dan cabida a dos tercios de los trabajadores a nivel mundial sea cualquiera el pais considerado, desde el primer mundo hasta el cuarto. La facilidad de enganche, el mejor nivel de especialidad, los salarios bajos, la familia en la empresa, el propietario todoterreno, o en otros términos, gerente-portero-mensajero, hace que los orígenes sean sencillos aunque a medida que crece aparecen las dificultades inherentes al progreso.

Las estadísticas de la fortaleza de las Pymes a nivel mundial no mienten. Analicemos algunas cifras para empresas de hasta cien (100) trabajadores:

La Unión Europea en su conjunto (aporta el 85% de la fuerza laboral), Alemania (70%), Francia (80%), Italia (75%), Japón (70%), USA (80%), Canadá (80%).

Generar una Pyme requiere diversos patrocinadores: la del pequeño propietario con alguna(s) habilidad(es) especial pero que jamás ha trabajado para nadie, hasta tocar aquél que súbitamente queda cesante y encuentra la manera de ganarse la vida, pasando por el visionario que vislumbra desde jóven un nicho de mercado donde poder triunfar. Este último será de aquellos que crezca rápido. No olvidemos que Google, Facebook, General Electric, Toyota, John Deere y Jeans Levi´s fueron Pymes.

De todas formas, para crear y sostener una Pyme se necesita de iniciativa, arrojo, manejo del riesgo, liderazgo y por supuesto conocimiento del sector en el cual se desarrrolla. Es aqui donde difieren los países desarrollados de los pobres.

Citemos el caso de Alemania, donde la ¨Juggernaut¨ a cargo del Estado, maneja todo un concepto filosófico-empresarial aplicable a pequeñas y medianas empresas, pero con trabajadores altamente calificados, extraordinariamente organizados y planificados, apoyados por el gobierno alemán desde la adolescencia y con fuertes conocimientos en tecnologías de maquinaria, ingeniería y administración -léase sistemas de información-. O de Estados Unidos, donde la asociación de pequeñas y medianas empresas (Small Business Administration) tiene gran poder, haciéndose sentir ante autoridades estatales y federales y se constituye en verdadero muro de contención ante los grandes, financiando y educando pequeños y medianos propietarios. Igual ocurre (las diferencias son culturales, no de fondo) en Japón, Suiza, Italia, Francia, Canadá, Reino Unido, Australia y demás paises desarrollados.

En los países del tercer mundo las Pymes son mas débiles, con dificultades para abrirse paso y con tibios intentos por parte del estado para apoyarlas. Por eso, su informalidad está a la orden del día y son mayoría los que quedan fuera del ciclo económico. Si se añade el papeleo interminable, la burocracia rampante, la ineficacia de los mandos medios, el desconocimiento de los sectores por parte de los encargados de coordinar permisos o patentes y la nefasta influencia del cacique político de turno, el asunto pasa de castaño a oscuro y por eso el pequeño empresario prefiere actuar al márgen de la regulación para conseguir sus objetivos, pero a costa de no formalizarse perdiendo grandes oportunidades.

Lo interesante hacia el futuro -con la omnipresencia tecnológica- es que las Pymes tendrán mayor importancia relativa y serán mas influyentes en número y poder. Basta recordar que en Estados Unidos aproximadamente setenta (70) millones de personas trabajan desde sus casas en pequeñas empresas y otro tanto ocurre en países desarrollados montados sobre el sector servicios.

Adicionalmente, la gran empresa necesita estos satélites para bajar costos generales, ampliar coberturas con mínimas erogaciones, subcontratar y ofrecer oportunidades de trabajo a personas que de otra forma no engancharían. Porque la tecnología en esos países anula unos empleos pero genera nuevos que pertenecerán a aquellos que acepten la educación continuada como forma de vida productiva.

Incluso se ha producido un cambio de 180 grados en la estrategia de las multinacionales para llegar al consumidor final y es generar empresas suyas pero con el formato de Pymes. Tal el caso de la multinacional francesa ¨Carrefour¨; del banco dentro del supermercado (Citibank); de la tienda electrónica del barrio (Best Buy), del almacén de paso en las gasolineras de Exxon-Mobil, entre otros. Es que la flexibilidad, rapidez de respuesta, eficacia y cercanía al último comprador hacen la diferencia. La gran empresa se percibe lejana; la Pyme, a su lado.

De manera que esperemos para mañana mas Pymes y no menos, donde sus empresarios podrán desarrollarse al máximo y para los exitosos, crecer hasta convertirse en gigantes. Cada vez escucharemos menos aquello de ¨el empleo para toda la vida¨ y ¨la fábrica de la esquina donde trabajó mi abuelo, mi padre y yo¨.

Las Pymes re-escribirán la historia económica​.

Ramiro Henriquez