Los Hombres: Iguales ?

Desde épocas inmemoriales, la argumentación acerca de la igualdad entre los hombres ha sido materia de guerras (por la esclavitud), confrontaciones religiosas (por los moralistas), disturbios raciales (por la segregación), gestas políticas (minorías discriminadas), sexo (la igualdad de la mujer ), fuerzas económicas (ricos y pobres) y similares, en una interminable lista que se inicia prácticamente con la evolución del hombre sobre la faz de la tierra y que según parece nunca terminará.

En ocasiones, ha primado una sobre otra sin que realmente predomine alguna que vaya más allá de principios éticos y morales para relacionarnos con nuestros semejantes. Es así como la declaración de los Derechos Humanos es de muy reciente data y hasta hoy día, las Naciones Unidas declaran reiteradamente el respeto a esos mismos derechos, tema siempre debatible.

En éste orden, la era tecnológica ha traído su nueva división, que no por arbitraria podemos ignorar dadas las implicaciones que tiene. Es la que se produce entre aquellos hombres que manejan tecnología (o mejor decir, que la adoptan como forma de vida) y aquellos otros quienes se suelen llamar a sí mismos “ analfabetos del computador.”

El peligro (y notable) de esta impactante cuasi-división es que puede separar grupos sociales completos, tanto a nivel local y empresarial como en las comunidades sectoriales o al interior de las familias sin que ningún grupo pueda excluirse. Lo más preocupante es que dicha separación podría acentuarse con el tiempo hasta una escala imposible de medir pero igualmente riesgosa para el desarrollo armónico de cualquier sociedad.

Son los gobiernos quienes en primer lugar deben estar conscientes de este hecho aunado a líderes regionales y locales para llegar finalmente a los padres de familia. Aquí surge un interrogante: podrá un padre de los llamados “analfabetas cibernéticos” transmitir a sus hijos tamaña preocupación? La respuesta no es fácil pero adquirir conciencia del problema si es un primer paso.

No es asunto de generaciones pues basta ver la cantidad de personas de la tercera y cuarta edad poblando cursos de internet y de computadoras, en una muestra clarísima que para el espíritu humano no existen fronteras. Es más tarea de guiar a nuestros hijos y nietos por el camino de la “alfabetización” para que sus avenidas realmente se abran en la edad adulta.

Ramiro Henriquez
Miami, Florida.