Concepto
oportuno para referirse a los propósitos de enmienda, que de una
u otra forma se plantea el ser humano en algún
momento de su existencia, pero con particular asiduidad a inicios de cada año.
Las
razones para que así suceda son muchas y variadas,
mas todas confluyen en la sicología, en el enfoque personal
sobre logros, metas y objetivos a corto, mediano o largo plazo.
Cuando
algún éxito futuro (convengamos en llamarlos propósitos de enmienda) se asocia a fechas específicas -fueren eneros, conmemoraciones, inicio o fin de la
cosecha, matrimonios, onomásticos, inauguraciones, pérdida de un progenitor, eventos especiales- lo que en síntesis hacemos, es transferir a un elemento externo la acción individual y atribuir a tal hecho poderes que no posee.
En pocas palabras, asegurarnos que al liberarnos indirectamente de la
responsabilidad jamas la cumpliremos.
No quiere
esto decir que carezcamos de propósitos -sería un despropósito, valga el juego de
palabras-; hay que asumir en cambio que implica la toma autónoma de decisiones, aislada de eventos. Si por ejemplo
decidimos -con todas las ansias- dejar de fumar o ingerir alcohol es para
hacerlo ahora mismo (por etapas no funciona); organizamos el escritorio a
partir de un instante; a veces somos mas amables con los demás tan pronto vemos al siguiente interlocutor; mejoramos un
mal hábito o falla personal desde
esta misma tarde; bajamos de peso con posterioridad a la siguiente cena (subir
es mas bien raro); y acometemos mañana ejercicios matinales o
nocturnos. Pero únicamente acontecerá si lo visualizamos con intensidad y claridad; procediendo
ahora.
El meollo
de la cuestión es aceptar el imperio de la
disciplina personal, íntima, privada, en la cual
somos amos y señores; donde nadie puede
ordenarnos qué hacer, cuándo, cómo o con quién, lo que a su vez la torna vulnerable, fácil de violar e incumplir. Al no tener cuentas pendientes
con ninguno nos sentimos a salvo, motivo por el cual volvemos a dormir
tranquilos...hasta la próxima.
Dado que
la exclusiva finalidad de una meta es cumplirla con un plan de trabajo, precisión, seguimiento, factores de medición y plazos perentorios es, adicionalmente, ajena al mundo
aun considerando percances como serían los imprevistos, cambios de
ultima hora imposibles de prever, desastres naturales, alteraciones del orden público o similares.
Personajes
históricos extraordinarios -a
quienes admiramos- jamas alcanzaron el mas mínimo
logro mediante propósitos de enmienda sino tomando
decisiones audaces que revolucionaron sus pueblos, muchas veces bajo pronóstico reservado y a veces desestimando consejos de asesores
y allegados. Aquellos empezaron a ejecutar y punto. Válido ayer, refrendado hoy.
En tal
sentido conviene acatar el consejo del empresario Ray Kroc, quien hizo grande a
la multinacional Mc Donalds Corp, cuando recomienda en sus memorias:
"Persevera, que nada en el mundo puede reemplazarlo; la perseverancia y
determinación son virtudes
omnipotentes"
Y para
aquellos quienes conceptúan que dichas máximas se aplican a unas disciplinas mas no a otras, un
pensamiento pertinente que aporta el filósofo Aristóteles -mentor de Alejandro Magno- es éste:
"Considero
más valiente al que hace
realidad sus deseos que a quien conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo".
En ese
orden, una manera positiva de jalonar cualquier objetivo (sencillo o complejo)
es independizarlo de fechas-calendario y preferir manejarlo bajo el esquema del
corto, mediano y largo plazo. De esta forma el estrés será manejable y si se inicia con
logros pequeños y accesibles la motivación al conseguirlos irá subiendo de grado.
De manera
que a olvidarse de los eneros, del comienzo de la primavera o de cuando se vaya
la suegra para ponerse a trabajar por las metas. Solo así se alcanzarán.